Patologías

HLVD en camarones: el doble gatillo ambiental que detona la mortalidad masiva

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By Milthon Lujan

Resume gráfico. Creado por Gemini.
Resume gráfico. Creado por Gemini.

Desde su aparición en 2019, la enfermedad del vibrio altamente letal (HLVD), también conocida como la enfermedad de la postlarva translúcida (TPD), se ha convertido en una de las mayores amenazas para la industria del camarón. Capaz de causar mortalidades superiores al 90% en cuestión de días en las postlarvas de Penaeus vannamei, entender qué activa sus devastadores brotes es crucial.

Sabemos que el culpable es una cepa específica de Vibrio parahaemolyticus que porta una potente toxina, denominada VTc. Sin embargo, la presencia del patógeno no siempre resulta en una catástrofe. Un reciente estudio científico publicado por investigadores de la Jimei University y del Third Institute of Oceanography profundizó en los factores ambientales que influyen en la bacteria y su toxina, revelando una combinación específica de eventos que actúa como el interruptor principal para los brotes de la enfermedad.

Conclusiones clave

  • La bacteria Vibrio parahaemolyticus que causa el HLVD crece en un amplio rango de condiciones, pero la producción de su toxina VTc es óptima solo entre 25-30°C.
  • Mantener una temperatura de 35°C suprime la proliferación de la bacteria en el agua de cultivo y reduce la mortalidad de las postlarvas de camarón a menos del 20%.
  • El principal detonante de los brotes masivos de HLVD es la combinación de una reducción de temperatura (de 35°C a 30°C) junto con un cambio de agua.
  • Este escenario imita la transferencia de postlarvas desde la fase de larvicultura (hatchery) a la de vivero (nursery), explicando la alta incidencia de la enfermedad en esta etapa.
  • La gestión cuidadosa de la temperatura y las condiciones del agua durante las transferencias de animales es una estrategia fundamental para el control y prevención del HLVD.

¿Qué condiciones favorecen al patógeno?

Para descifrar el enigma, un equipo de investigadores analizó cómo la cepa V. parahaemolyticus (vp-HL-202005), aislada de un brote real, respondía a diferentes condiciones de temperatura, pH, salinidad y disponibilidad de nutrientes en el laboratorio.

Los resultados mostraron que la bacteria es bastante resistente y puede crecer cómodamente en un amplio espectro de condiciones, muy similares a las que se encuentran habitualmente en los estanques de camarón:

  • Temperatura: El crecimiento bacteriano fue óptimo en el rango de 25-35°C.
  • pH: Se desarrolló bien en valores de pH entre 6 y 9.
  • Salinidad: Mostró un buen crecimiento en salinidades desde 5 hasta 30 ppt.
  • Nutrientes: Una mayor disponibilidad de nutrientes (triptona y extracto de levadura) impulsó tanto el crecimiento como la producción de toxinas.

Sin embargo, una cosa es el crecimiento de la bacteria y otra muy distinta es su capacidad para producir la toxina VTc, el arma que causa la enfermedad.

Temperatura: el factor de doble filo para la toxina VTc

El descubrimiento más significativo fue la relación entre la temperatura y la producción de la toxina. Aunque la bacteria puede crecer bien a 35°C, su capacidad para sintetizar la toxina VTc se ve notablemente suprimida a esta temperatura. El rango ideal para que la bacteria produzca su toxina de manera activa es más acotado: entre 25°C y 30°C.

Este hallazgo es fundamental. Sugiere que una temperatura elevada, aunque permita la presencia de la bacteria, podría no ser suficiente para desencadenar la enfermedad, ya que la producción del agente tóxico está limitada. Esto llevó a los investigadores a la siguiente fase: simular las condiciones de un cultivo real.

Simulando la realidad: el experimento que reveló el detonante

Los brotes de HLVD a menudo coinciden con el traslado de las postlarvas desde los laboratorios de larvicultura (hatcheries), donde las temperaturas suelen ser altas (32-34°C), a los viveros (nurseries), donde la temperatura es más baja (alrededor de 30°C). Para probar si este cambio era el detonante, se realizaron experimentos de desafío por inmersión.

La alta temperatura como factor protector

Primero, expusieron a postlarvas de camarón a la bacteria en tres temperaturas diferentes: 30°C, 33°C y 35°C.

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Los resultados fueron claros:

  • A 30°C y 33°C: La bacteria proliferó rápidamente en el agua y causó una mortalidad superior al 95% en 72 horas.
  • A 35°C: La proliferación de V. parahaemolyticus fue inhibida. Como resultado, la mortalidad de los camarones fue inferior al 20%, similar a los grupos de control no expuestos al patógeno.

Esto confirmó que mantener una temperatura de 35°C actúa como un factor protector, inhibiendo el desarrollo de la enfermedad a gran escala.

El doble gatillo: caída de temperatura y cambio de agua

El siguiente paso fue simular la transición «hatchery-nursery». Se expusieron postlarvas a la bacteria a 35°C durante 72 horas, donde, como se esperaba, la mortalidad fue baja. Luego, los animales sobrevivientes se dividieron en dos grupos:

  • Grupo 1 (Solo cambio de temperatura): La temperatura del agua se redujo a 30°C.
  • Grupo 2 (Cambio de temperatura + cambio de agua): Se realizó un recambio completo del agua y, simultáneamente, se bajó la temperatura a 30°C.

Los resultados de este experimento fueron reveladores. En el Grupo 1, donde solo se bajó la temperatura, la bacteria no logró proliferar y la mortalidad se mantuvo baja, en torno al 20%.

En cambio, en el Grupo 2, la combinación de la bajada de temperatura y el cambio de agua provocó que la población de V. parahaemolyticus se disparara. En las siguientes 72 horas, la mortalidad de los camarones superó el 95%.

Implicaciones para el manejo de la acuacultura del camarón

Este estudio demuestra por primera vez que los brotes masivos de HLVD no son causados simplemente por la presencia de la bacteria o un cambio de temperatura aislado. El detonante es una combinación de factores: la exposición primaria al patógeno seguida de un cambio brusco en el ambiente, específicamente una reducción de temperatura junto con un recambio de agua.

Los investigadores sugieren que durante el período inicial a 35°C, aunque la proliferación del Vibrio patógeno es suprimida, se establece una microflora en el agua. Al bajar la temperatura sin cambiar el agua, el patógeno no encuentra un nicho ecológico favorable para competir. Sin embargo, al renovar el agua, se crea un «lienzo en blanco» donde V. parahaemolyticus, ahora en su temperatura óptima de 30°C, tiene una ventaja competitiva para proliferar rápidamente, producir sus toxinas y causar la enfermedad.

Para los productores, esta investigación ofrece una guía clara: el período de transición de larvicultura a vivero es de máximo riesgo. La gestión cuidadosa de la aclimatación de la temperatura y la calidad del agua durante estas transferencias es más crítica que nunca para prevenir la activación de este «doble gatillo» y proteger a las postlarvas de los devastadores efectos del HLVD y de otras enfermedades que afectan a los camarones marinos.

Contacto
Fang Li
Key Laboratory of Marine Genetic Resources, Fujian Key Laboratory of Marine Genetic Resources, Third Institute of Oceanography, Ministry of Natural Resources
Xiamen, China
Email: lifang@tio.org.cn

Referencia (open access)
Xu, Z., Zhong, S., Yang, F., & Li, F. (2025). Effects of environmental factors on growth and VTc toxin biosynthesis in Vibrio parahaemolyticus associated with a shrimp disease. Aquaculture Reports, 45, 103127. https://doi.org/10.1016/j.aqrep.2025.103127