
La demanda mundial de pescado y mariscos ha alcanzado un máximo histórico. Con una población que se proyecta superará los 10 mil millones de personas para 2100, la presión sobre los sistemas pesqueros y acuícolas tradicionales es inmensa. La sobrepesca, que ya afecta a más del 37% de las poblaciones evaluadas, y la degradación del hábitat marino amenazan la capacidad del planeta para satisfacer esta creciente necesidad de proteína.
En este contexto, emerge una tecnología innovadora conocida como acuicultura celular o pescado cultivado en laboratorio, que propone producir productos del mar directamente a partir de células. Un reciente y exhaustivo estudio publicado en npj Science of Food, por investigadores de la Joint Research Centre (JRC) de la European Commission, ha analizado 40 artículos científicos para trazar un mapa completo de este sector emergente, evaluando desde su tecnología hasta su viabilidad económica y regulatoria. A continuación, desglosamos los hallazgos clave de esta revisión para entender qué tan cerca o lejos estamos de ver estos productos en nuestro mercado.
¿Qué es exactamente la acuicultura celular?
La acuicultura celular es un método de producción que cultiva células de animales marinos en un ambiente controlado, como un biorreactor, para crear tejido muscular y graso idéntico al del pescado o marisco convencional. El proceso, en teoría, es sencillo:
- Obtención de células: Se parte de una pequeña muestra de células de un pez o marisco, idealmente líneas celulares que puedan propagarse de forma repetida.
- Cultivo en biorreactores: Las células se colocan en un biorreactor, un sistema cerrado que les proporciona un medio de crecimiento rico en nutrientes para que se multipliquen.
- Uso de andamios (scaffolding): Para que las células formen una estructura tridimensional que imite la textura del tejido real, se utilizan «andamios», que a menudo son comestibles y biodegradables.
Este enfoque podría evitar muchos de los problemas ambientales asociados a la pesca y la acuicultura tradicional. Sin embargo, la industria del marisco cultivado es considerablemente menos madura que su contraparte de carne cultivada, aunque el interés de inversores y gobiernos está creciendo rápidamente.
Un sector emergente pero en plena ebullición
Aunque el primer estudio sobre el tema data de 2002, el verdadero impulso ha ocurrido en los últimos años. Actualmente, hay 25 empresas en todo el mundo investigando o fabricando productos del mar cultivados, y la mayoría (10 de 16 empresas analizadas) iniciaron sus actividades a partir de 2020.
Geográficamente, Estados Unidos (24%) y Singapur (16%) lideran el número de empresas, lo que refuerza la idea de que un marco regulatorio favorable es clave para la comercialización. A diferencia de la carne cultivada, que se enfoca principalmente en vacuno, pollo y cerdo, el sector de los mariscos se concentra en pescado, atún, cangrejo y mariscos en general.
Los seis grandes frentes del marisco cultivado
El estudio identifica seis áreas clave que definirán el éxito o el fracaso de esta industria.
Avances y retos tecnológicos
El principal cuello de botella es la tecnología. La mayor parte de la investigación celular se ha centrado en especies terrestres, dejando un gran vacío en organismos acuáticos.
- Líneas celulares: Hay una disponibilidad muy limitada de líneas celulares estables y públicas para especies de mariscos de interés comercial. La investigación se ha enfocado en peces modelo como el pez cebra, que no se consume masivamente, aunque los hallazgos podrían ser transferibles.
- Medios de crecimiento: El medio más común, el Suero Fetal Bovino (FBS), es extremadamente caro y presenta dilemas éticos. Encontrar alternativas asequibles y libres de componentes animales es una prioridad. Algunas empresas afirman haberlo logrado, pero las formulaciones son secretas.
- Andamios y escalado: Crear andamios comestibles que permitan la correcta oxigenación y nutrición de las células es un desafío, especialmente para productos de más de 200 µm de grosor. El bioimpresión 3D es prometedora pero aún está poco desarrollada para alimentos. Además, pasar de pequeños biorreactores de laboratorio a una producción industrial a gran escala sigue siendo un obstáculo mayúsculo.
Perspectivas de salud pública
Aquí es donde el pescado cultivado podría brillar.
- Beneficios potenciales: Al producirse en un entorno estéril y controlado, se pueden eliminar contaminantes como metales pesados (mercurio, plomo), microplásticos y patógenos. Incluso se podría mejorar el perfil nutricional, aumentando los ácidos grasos omega-3.
- Preocupaciones: Surgen dudas sobre la seguridad de los ingredientes usados en los medios de cultivo y los andamios, que no tienen un historial de uso alimentario. También se debe garantizar la estabilidad genética de las células para evitar riesgos a largo plazo y asegurar que el perfil nutricional final sea comparable o superior al del marisco convencional.
La aceptación del consumidor
Este es, quizás, el factor más decisivo. La investigación específica en marisco cultivado es limitada, pero se asume que las actitudes serán similares a las de la carne cultivada.
- Factores clave: El sabor, la textura y la apariencia deben ser casi idénticos al producto tradicional. El nombre del producto también influye; «cell-based seafood» (marisco a base de células) ha sido identificado como el término más favorable en estudios de habla inglesa, ya que se percibe como transparente y preciso.
- Actitudes variadas: Mientras que algunos consumidores, especialmente los más jóvenes, muestran curiosidad y disposición a probarlo, otros sienten desconfianza por la «artificialidad» del producto. Curiosamente, la preocupación por los contaminantes en el pescado tradicional podría inclinar la balanza a favor de la opción cultivada.
Impacto ambiental: ¿una solución sostenible?
Aunque se promociona como una alternativa para aliviar la presión sobre los océanos, su sostenibilidad aún está en debate.
- Argumentos a favor: Podría reducir la sobrepesca y disminuir la huella de carbono del transporte al permitir una producción localizada cerca de los mercados de consumo.
- Argumentos en contra: La producción celular es muy intensiva en energía. Si esa energía proviene de fuentes fósiles, su potencial de calentamiento global podría ser mayor que el de la acuicultura y pesca convencionales.
Viabilidad económica
El costo de producción es actualmente el mayor impedimento para competir con el marisco tradicional.
- Costos prohibitivos: En 2019, producir dumplings de camarón cultivado costaba 5.000 dólares por kilogramo. Estos costos, impulsados por la I+D, los caros medios de cultivo y la mano de obra altamente especializada, están bajando, pero siguen siendo altos. Se estima que producir 1 kg de carne cultivada genérica puede costar desde 150 hasta más de 22.000 dólares.
- Inversión: El financiamiento proviene mayoritariamente de capital de riesgo privado, aunque ya hay grandes actores de la industria alimentaria tradicional, como la vietnamita Vinh Hoan, invirtiendo en startups de mariscos cultivados.
El panorama regulatorio
El marco legal es un mosaico fragmentado y poco desarrollado. Hasta la fecha del estudio, ningún país ha autorizado la venta de marisco cultivado, aunque sí de carne cultivada en países como Singapur y EE.UU..
- Diferencias regionales: Singapur ha sido pionera con un enfoque proactivo. La Unión Europea lo considera un «Nuevo Alimento», lo que exige una rigurosa evaluación de seguridad, pero algunos países como Italia ya han prohibido su producción. En EE.UU., la regulación es compartida entre la FDA y el USDA.
Conclusión: un futuro prometedor pero con un largo camino por recorrer
El pescado y marisco cultivado en laboratorio se presenta como una tecnología con el potencial de complementar a la pesca y la acuicultura para garantizar la seguridad alimentaria futura. Sin embargo, esta revisión deja claro que la industria está en una fase muy temprana.
No es una solución mágica, sino una pieza más en el complejo puzle de la alimentación global. Su éxito dependerá de superar enormes desafíos tecnológicos y económicos, de establecer marcos regulatorios claros y transparentes y, sobre todo, de ganarse la confianza y aceptación del consumidor. La colaboración entre científicos, empresas y reguladores será fundamental para que la acuicultura celular pase de ser una promesa a convertirse en una realidad en nuestros platos.
Contacto
Antonio Borriello
Joint Research Centre (JRC), European Commission
Ispra, VA, Italy
Email: antonio.borriello@ec.europa.eu
Andrea Pierucci
Joint Research Centre (JRC), European Commission
Ispra, VA, Italy
Email: andrea.pierucci@ec.europa.eu
Referencia (acceso abierto)
Borriello, A., Pierucci, A. A global comprehensive review on cultured seafood. npj Sci Food 9, 142 (2025). https://doi.org/10.1038/s41538-025-00461-4

Editor de la revista digital AquaHoy. Biólogo Acuicultor titulado por la Universidad Nacional del Santa (UNS) y Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia, con diplomados en Innovación Empresarial y Gestión de la Innovación. Posee amplia experiencia en el sector acuícola y pesquero, habiendo liderado la Unidad de Innovación en Pesca del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA). Ha sido consultor senior en vigilancia tecnológica, formulador y asesor de proyectos de innovación, y docente en la UNS. Es miembro del Colegio de Biólogos del Perú y ha sido reconocido por la World Aquaculture Society (WAS) en 2016 por su aporte a la acuicultura.