Ciudad de México, México.- Convocados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 15 países de América Latina y el Caribe se reúnen en la Ciudad de México el 28 de noviembre, para identificar oportunidades de cooperación para el desarrollo sostenible de las actividades pesqueras y acuícolas en el marco de la Iniciativa Global de Crecimiento Azul de la FAO.
En la reunión al más alto nivel, ministros y autoridades nacionales, con el acompañamiento técnico de la FAO, dialogarán sobre mecanismos de cooperación sur-sur y triangular para fortalecer el combate a la pesca ilegal no declarada y no reglamentada, programas de alimentación escolar y compras públicas, el consumo y comercio inclusivo intra-regional de productos de la pesca y la acuacultura y la labor del legislativo en una mayor contribución de la esta actividad a la seguridad alimentaria y nutricional y el alivio a la pobreza rural.
La pesca y la acuicultura contribuyen de manera notable a la seguridad alimentaria y a los medios de vida de millones de personas en América Latina y el Caribe, la acuacultura emplea a 356 mil personas en la región, mientras que más de dos millones 80 mil personas se dedican a la pesca y se estima que existen más de 500 mil familias que dependen de la acuicultura de pequeña escala para su seguridad alimentaria e ingreso familiar en la región.
Según el Estado Mundial de la Pesca y la Acuacultura 2016, la región produce 2.7 millones de toneladas de pescado en acuicultura y extrae alrededor de 11.7 millones de toneladas en la actividad de captura, por lo que la conservación y contribución sostenible de la pesca y la acuacultura a la reducción del hambre y la pobreza en la región es una de las prioridades de la FAO.
La Iniciativa Global de Crecimiento Azul fue creada por la FAO en 2013 como un programa mundial en relación con la pesca de captura y la acuicultura sostenibles.
La iniciativa posee cuatro pilares fundamentales: la gestión sostenible de recursos pesqueros y combate a la pesca ilegal no declarada y no reglamentada; el impulso al desarrollo sostenible de la acuacultura con enfoque ecosistémico; el aprovechamiento responsable y sostenible de oportunidades económicas y los servicios ecosistémicos derivados de los ecosistemas acuáticos y la promoción de mercados justos e inclusivos con soporte social.
Se espera que en la reunión se logren los acuerdos necesarios para establecer una estrategia regional de fortalecimiento de capacidades nacionales en pesca y acuicultura sostenibles, así como el intercambio de experiencias exitosas y conocimientos para incrementar la contribución de la pesca y la acuicultura en la educación alimentaria y nutricional, entre otros temas.
Reunión Internacional de Alto Nivel sobre la Iniciativa Global “Crecimiento Azul” para América Latina y el Caribe
Con una población global que superará 9,000 millones, de los cuales América Latina y el Caribe alojará 791 millones en 2060 (CEPAL, 2017), la seguridad alimentaria se convierte no solo en una preocupación futura sino en una prioridad de acción actual, particularmente con la agudización de fenómenos climáticos adversos y la ralentización económica global, que afectan tanto la disponibilidad como el acceso de los alimentos y, en consecuencia, incrementan en la morbilidad nutricional y el hambre.
En este escenario, la proteína de pescado asume un papel fundamental en la seguridad alimentaria y nutricional en virtud de que su disponibilidad a partir de la pesca y la acuicultura, crece a tasas muy superiores a las de los demás sectores productores de alimentos. Nunca antes se había consumido tanto pescado (pescados y mariscos) en el mundo. De acuerdo con El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura (FAO, 2016) el pescado provee proteína y nutrientes esenciales, constituyendo al menos el 17% de la proteína animal ingerida globalmente. La conciencia social sobre los beneficios de la ingesta de pescado ha estimulado un importante incremento en su consumo, pasando de 4 kg/capita/año en 1960, a 21 kg en 2015 (FAO, 2016) lo que sin duda mejora las condiciones nutricionales, reduce los riesgos de enfermedades tanto nutricionales como cardiovasculares y en general fortalece la salud de la población.
Estimaciones recientes (World Fish, 2014) indican que para el año 2030 se requerirán del orden de 88 millones de toneladas de pescados y mariscos adicionales para satisfacer el incremento en la demanda global de proteína de origen acuático, de las cuales alrededor de 63 millones necesariamente serán producidas por la acuacultura. Este escenario se ve agravado por el hecho de que actualmente el 85% de las pesquerías se encuentran sobre-explotadas o en plena explotación y en un momento en que los efectos del cambio climático y acciones antropogénicas directas, causan deterioro de hábitats y ponen en riesgo la sostenibilidad de la biodiversidad que soporta los sistemas alimentarios.
Desde la perspectiva ambiental, la pesca y la acuacultura constituyen la fuente de alimentos de menor emisión de gases de efecto invernadero (GEI) considerando que la agricultura y la ganadería emiten al menos 30% de los GEI. Lo anterior aunado al hecho de que los sectores de la pesca y la acuacultura hacen un uso más sostenible y menos intensivo de agua.
Los ecosistemas acuáticos, además de ser una de las más importantes fuentes de alimentos, juegan un papel fundamental en la regulación del clima, la captura de gases de efecto invernadero, la producción de oxígeno y el ciclo del agua. Más de 3,000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para sus medios de vida y el valor de los recursos marinos y costeros globales utilizados hasta hoy, se estima en más del 5% del PIB mundial.
Los países de América Latina y el Caribe forman parte de una región de alta diversidad biológica, fisiográfica y ecológica que contribuye de manera significativa a la estabilidad ambiental y a la disponibilidad global de alimentos. La región posee vastos y muy diversos recursos hidrobiológicos a lo largo y ancho de grandes ecosistemas marino costeros en los Océanos Atlántico y Pacífico, que sostienen pesquerías que aportan en conjunto casi el 12% de la producción pesquera y casi el 4% de la producción acuícola global. Posee cuencas hidrográficas de las más extensas del planeta como la Amazonia, que aporta el 20% del agua dulce y aloja casi el 30% de los ecosistemas de manglar del planeta. Su protección y aprovechamiento sostenible resultan imperativos para el bienestar de las futuras generaciones.
Es por esta importancia biológica, económica y ambiental de los ecosistemas acuáticos, que la comunidad internacional definió como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la denominada Agenda 2030, específicamente el Objetivo No. 14 “Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos acuáticos para el desarrollo sostenible”, estableciendo diversas metas que incluyen el ordenamiento eficaz de la explotación pesquera; poniendo fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal no declarada y no reglamentada y las prácticas destructivas.
Estos compromisos de la comunidad internacional, que resultan vitales para la sostenibilidad de los recursos pesqueros y acuícolas y que contribuyen a la estabilidad ambiental y a erradicar el hambre y la pobreza, demandan de esfuerzos globales sin precedentes y del compromiso político al más alto nivel, para garantizar acciones inmediatas enmarcadas en estrategias de largo plazo.
La Iniciativa Global Crecimiento Azul de la FAO
La iniciativa Global Crecimiento Azul (IGCA) es un sistema programático de esfuerzos y acciones estructurados en torno a la lógica del nuevo marco estratégico de la FAO. Su objetivo central es “la conservación y la contribución sostenible de los recursos biológicos y los servicios ambientales de los ecosistemas marinos, costeros y continentales a la seguridad alimentaria y nutricional y al alivio a la pobreza y al crecimiento económico global”.
Esta iniciativa se orienta al aprovechamiento del potencial de los oceános y las aguas continentales a través de su gestión responsable y sostenible, equilibrando el crecimiento económico y la seguridad alimentaria, con la conservación de estos ecosistemas en un marco de equidad social y gobernanza transparente de los sistemas alimentarios. Crecimiento Azul asigna especial importancia a las políticas regionales y nacionales que apuntan a la protección de los ecosistemas y a la gestión sostenible de los recursos pesquero-acuícolas.
La iniciativa fue creada en 2013 y posee cuatro pilares fundamentales:
– Gestión sostenible de recursos pesqueros y combate a la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (pesca INDNR);
– Impulso al desarrollo sostenible de la acuacultura con enfoque ecosistémico;
– Aprovechamiento responsable y sostenible de oportunidades económicas y los servicios ecosistémicos derivados de los ecosistemas acuáticos y
– Promoción de mercados justos e inclusivos con soporte social.
¿Por qué una reunión regional de alto nivel?
La IGCA ofrece un importante marco de actuación cooperativa y de sinergia internacional ante los retos para la eliminación del hambre y la pobreza en América Latina y el Caribe, particularmente en un contexto de volatilidad macro-económica y de presiones ambientales recurrentes.
Es indispensable organizar un foro de alto nivel para definir rumbos que, considerando las asimetrías socio-económicas y la heterogeneidad ambiental de los países de la región, identifiquen metas comunes y promuevan la complementariedad de capacidades, estableciendo compromisos políticos para aprovechar de forma responsable y sostenible el potencial alimentario y económico de los ecosistemas acuáticos en beneficio de la población actual y las generaciones futuras.
Objetivo General
El objetivo general de la reunión es crear un foro internacional de identificación de mecanismos de acción conjunta para incrementar la contribución de la pesca y la acuacultura sostenibles a la seguridad alimentaria, el alivio a la pobreza y en general potenciar la economía asociada a los ecosistemas acuáticos de los países de América Latina y el Caribe. Se busca acordar compromisos para el impulso al Crecimiento Azul en la región, identificando y facilitando sinergias con otros países en el cumplimiento de las metas del ODS 14; y acciones y retos de migración y adaptación de pesca y la acuacultura al cambio climático para intercambiar experiencias y estimular de un mayor consumo de pescados y mariscos.
Objetivos específicos
– Identificar y discutir los principales retos y las oportunidades económicas que ofrecen la pesca y la acuacultura en América Latina y el Caribe.
– Promover acciones para incrementar la contribución de la pesca y la acuacultura a la seguridad alimentaria y nutricional y al alivio a la pobreza rural en los países de América Latina y el Caribe.
– Identificar posibles mecanismos de política sectorial que permitan un mejor aprovechamiento del potencial económico de los sectores de la pesca y la acuacultura en los países de la región.
Resultados esperados
Una estrategia regional consensuada y enmarcada en compromiso político, para impulsar el crecimiento azul de manera integral y sostenible en los países de América Latina y el Caribe.
Participantes
La reunión está dirigida a las autoridades ministeriales que tienen en su responsabilidad el desarrollo de la pesca y la acuacultura en los países de la región; así como a representantes de organizaciones globales y regionales de pescadores y acuacultores; de la banca internacional de desarrollo; de agencias de cooperación internacional; de fundaciones preocupadas por la gestión sostenible de los recursos pesqueros; de organizaciones regionales de ordenamiento pesquero y de cooperación en acuacultura; de organizaciones de la sociedad civil que contribuyen a estos propósitos; de organizaciones regionales que promueven el comercio y de mecanismos regionales de parlamentarios con responsabilidades legislativas en la pesca y la acuacultura.
¿Quiénes organizan el evento?
La Reunión Internacional de Alto Nivel sobre la Iniciativa Global “Crecimiento Azul” para América Latina y el Caribe es organizada de forma conjunta entre la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) de México y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).