Por Joel Cosío
La Paz, México (Agencia Informativa Conacyt).- En la Unidad Pichilingue de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), especialistas en acuicultura, en colaboración con el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) y la empresa Kampachi Farms México, producen juveniles de jurel (Seriola rivoliana) con fines alimentarios.
Las instalaciones tienen capacidad de producir alrededor de 200 mil juveniles de un peso de entre 15 a 20 gramos, que son sometidos a un proceso de engorda en sistemas de acuicultura marina.
El gerente de Piscicultura de Kampachi Farms México, el maestro en ciencias Mauricio Moreno Alva, destacó que los litorales del sur de la península de Baja California cuentan con todos los elementos requeridos para potenciar la producción acuícola de jurel e incluso otras especies marinas.
“En Baja California Sur tenemos una gran diversidad de peces atractivos para el consumo humano, instalaciones de vanguardia, capacidad técnica y recursos humanos —incluso, hoy en día, estudiantes de posgrado— que pueden hacer de esta industria una actividad sustentable”, afirmó Moreno Alva.
De acuerdo con el gobierno de Baja California Sur, la entidad cuenta con una longitud de litoral de alrededor de dos mil 230 kilómetros, equivalente a 19.2 por ciento de los litorales de México.
“Los litorales del sur de la península son el hábitat natural de estos peces —Seriola rivoliana—, obviamente deben de tener un crecimiento mucho mejor en el lugar al que pertenecen que en otro sitio. Además, la calidad nutricional será de la mejor del mercado, porque estamos manejando altos estándares en controles de calidad del agua, temperatura y alimentación, principalmente”, continuó Moreno Alva.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la acuicultura es el cultivo de organismos acuáticos tanto en zonas costeras como del interior que implica intervenciones en el proceso de cría para aumentar la producción.
Es probablemente el sector de producción de alimentos de más rápido crecimiento y representa ahora 50 por ciento del pescado destinado a la alimentación a nivel mundial.
Alianza para el fortalecimiento académico, acuícola y de investigación de BCS
El rector de la UABCS, el doctor Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, mencionó que esta alianza estratégica fortalece las líneas de investigación y desarrollo tecnológico de la UABCS, así como la formación de estudiantes de programas educativos que oferta la institución, como los grados de biología marina y bioingeniería en acuicultura.
“En la universidad, además de la docencia, también hacemos investigación de punta y aplicada; esta alianza estratégica con el sector privado para la producción de jurel fortalece la formación de los estudiantes, ya que la experiencia en la unidad Pichilingue forma parte de sus prácticas in situ, que les permite que estén a la vanguardia en los diferentes programas educativos, sobre todo de biología marina y acuicultura”, afirmó Cruz Chávez.
La empresa Kampachi Farms México obtuvo la coparticipación financiera del gobierno estatal y federal, a través del programa Fondos Mixtos (Fomix) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“Este es un laboratorio para los estudiantes de la UABCS, en el que Kampachi Farms, en su momento, destinará esta producción al consumo nacional, esa es la aspiración y para la universidad es una grandísima experiencia”, destacó Cruz Chávez.
La empresa decidió instalarse en Baja California Sur y desarrollar tecnología para la producción acuícola, en conjunto con centros educativos y de investigación, motivado por los recursos humanos altamente capacitados y las condiciones naturales de los litorales de la entidad.
Proceso de producción de larva y juveniles de jurel
En el laboratorio de la unidad Pichilingue de la UABCS, tienen la finalidad de capacitar a personal técnico de Kampachi Farms México en procesos de producción de alimentos, crianza de larvas y juveniles, así como optimizar estos procesos para llevarlos a mayores escalas.
“Los trabajos en esta unidad forman parte de un programa piloto para hacer estables las técnicas, poder probar todas las tecnologías, estandarizar los protocolos y escalar a un nivel mayor”, adelantó Moreno Alva.
El proceso de producción acuícola consiste en la incubación de huevos, producción de alimento vivo: rotíferos y artemia, cultivo larvario, producción de juveniles y transferencia a barco para trasladar jaulas marinas localizadas en San Juan de la Costa, en la Bahía de La Paz.
El Cibnor —que cuenta con 40 reproductores de jurel— suministra las ovas de jurel que son colocadas en un área de larvicultura para su incubación.
En un área especial de la unidad, producen el alimento de las larvas, que son artemias salinas y rotíferos, pequeños organismos que son devorados por los organismos larvarios.
“La fase larvaria es una de las etapas más complicadas de la producción de peces marinos, porque las larvas son carnívoras exclusivas; necesitan comer alimento vivo que tienen que perseguir y cazar, de otra manera no comerían”, detalló Moreno Alva.
El laboratorio de la unidad Pichilingue cuenta con una toma de agua marina de 10 metros de profundidad, con una capacidad de 800 galones por minuto (gpm); sistemas de filtración, con filtros de disco de hasta 100 micras; así como sistemas de enfriamiento, esterilización y recirculación del agua de mar.
“La etapa larvaria es muy crítica, tenemos que producir el alimento que consta de rotíferos y artemias, que se van suministrando de acuerdo con las fases de crecimiento de las larvas, durante aproximadamente 30 días, hasta que alcanzan alrededor de dos gramos de peso, que es cuando tenemos juveniles. Los juveniles pasan a un proceso de preengorda hasta que obtienen un peso de 15 a 20 gramos, que es cuando están aptos para llevarlos a las jaulas que están en San Juan de la Costa, para su engorda hasta llegar a 3.5 kilos que es la talla comercial”, detalló Moreno Alva.
Los especialistas tienen programado escalar la producción a un laboratorio de mayor capacidad, que estará alojado en las instalaciones del Parque de Innovación Tecnológica BioHelis, en 2019.