Por Karla Navarro
Ensenada, México (Agencia Informativa Conacyt).- Impulsados por una disposición de orden federal que buscaba promover en el sector pesquero esfuerzos para el repoblamiento de la almeja generosa, en 2007 el Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) inicia junto con la empresa Grupo Marítimo Miramar, S.A. de C.V., los trabajos que pronto generarían la creación del Laboratorio de Biotecnología de Moluscos y su primera experiencia en la transferencia de tecnología.
El Laboratorio de Biotecnología de Moluscos trabaja bajo la coordinación de Zaúl García Esquivel, investigador nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y entre sus distinciones hoy destaca haber sido el primer laboratorio a nivel nacional y el tercero a nivel mundial en producir la semilla de la almeja generosa.
En el 2010 se produjeron las primeras 100 mil semillas de almeja generosa del Pacífico (Panopea generosa) y 300 mil semillas de almeja generosa del Golfo de California (Panopea globosa), mientras que en 2011 fue patentado el proceso empleado para la reproducción de estas dos especies.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Zaúl García Esquivel comentó que, paralelo al trabajo que se realiza con el sector productivo, se efectúan experimentos bajo la metodología científica, lo que también ha derivado en publicaciones y la validación del conocimiento que están transfiriendo.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo surge la creación del Laboratorio de Biotecnología de Moluscos?
Zaúl García Esquivel (ZGE): Hay una historia, que desde un principio yo estaba trabajando con ostión y mientras estaba en eso tenía un área de 25 metros cuadrados, que era el laboratorio para hacer experimentos, para eso ya habíamos trabajado con otros moluscos y se acercó un productor de almeja generosa (Panopea generosa) aquí al instituto, tratando de ver si se podría cultivar.
AIC: ¿Qué buscaba el productor?
ZGE: Producir semilla. Porque es una almeja que tarda mucho tiempo en reproducirse, de hecho la talla en la que la extraen normalmente tiene entre ocho y 12 años de edad, quiere decir que en los bancos naturales para que se pudiera repoblar la misma cantidad que están extrayendo se requeriría mucho tiempo.
AIC: ¿Qué cantidad se estaba extrayendo?
ZGE: En los últimos 10 años fue aumentando paulatinamente casi en forma exponencial la extracción, hasta que llegó a unos picos por allá de 2007-2008, de cerca de dos mil 500 toneladas.
Suena poquito y de hecho es poquito comparado con otras especies, pero dos mil 500 toneladas implica cerca de tres millones de ejemplares. Pero si pensamos que requiere semilla para cubrir esa cantidad, se requieren 10 millones de ejemplares de semilla porque hay un cierto porcentaje de mortalidad.
AIC: ¿Cómo se entablan los primeros trabajos con la empresa?
ZGE: En ese momento establecimos un convenio para hacer experimentos a escala pequeñita y tratar de encontrar primero qué condiciones requería la almeja, cómo la podíamos manejar, etcétera.
AIC: ¿Qué antecedentes observaron para iniciar los trabajos?
ZGE: No sabíamos nada de la almeja, no había estudios publicados, ni ciclo reproductivo ni nada, pero afortunadamente cuando se acercó la persona del Grupo Marítimo Miramar, tenía toda la intención de hacerlo en serio y para eso puso un técnico que estuviera al tanto de lo que estábamos haciendo, hicimos un contrato pequeñito y afortunadamente pudimos sacar 50 mil semillas con esa primera aproximación.
AIC: ¿Cuánto tiempo les tomó darse cuenta que podían producir la semilla?
ZGE: Seis meses. Es una experiencia muy particular porque en los antecedentes que había, el desarrollo tecnológico tardaba normalmente 10 años. Nosotros comenzamos en invierno de 2007 y en 2012 ya estábamos haciendo la transferencia tecnológica a una empresa comercial.
Entonces sí fue muy rápido pero para hacer la transferencia quiere decir que antes, en el 2010, tuvimos que haber consolidado esa experiencia y justamente en el 2010 sacamos las primeras 300 mil semillas ya con sistemas estandarizados, entonces prácticamente se puede decir que en un término de dos años y medio pudimos sacar ya una metodología estandarizada de producción.
AIC: ¿Quiénes estuvieron involucrados en el proceso?
ZGE: Sobre todo estudiantes que hacían servicio social, tesis de licenciatura, tesis de maestría, prácticas profesionales, ayudantías de investigación; por el laboratorio han pasado alrededor de unos 30 o 35 estudiantes.
AIC: ¿Recibieron apoyo de otras instituciones?
ZGE: La empresa tenía el contacto con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), se enteraron de lo que estábamos haciendo y Conapesca decidió apoyar este proyecto, aportó recursos para poder crear un laboratorio.
Primero fue una cantidad relativamente pequeña, 700 mil pesos para habilitar un laboratorio. Entonces lo que hicimos fue en un invernadero que tenía 25 años de edad, lo dividimos por la mitad y esa mitad se reacondicionó y ahí fue donde hicimos la primera experiencia de escalamiento. Era un área de cerca de 150 metros cuadrados.
Posteriormente, Conapesca siguió con esa inversión, ampliamos el área de producción de microalgas para que fuera autosuficiente ese laboratorio y después ampliamos un área de aire acondicionado porque nos lo estaban exigiendo las mismas especies.
AIC: ¿Cómo empiezan a trabajar con Panopea generosa?
ZGE: Cuando la gente se dio cuenta que estábamos teniendo una entrada exitosa con la larva de semilla con Panopea globosa, entonces también se nos acercaron los grupos pesqueros para que nosotros comenzáramos a trabajar con la almeja del Pacífico, que es de agua fría.
AIC: ¿Cómo lo desarrollaron?
ZGE: Lo que hicimos fue meter un proyecto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para tratar de explorar alternativas de inducción química que sí nos funcionó y que derivó en una patente que está registrada ahorita para inducción al desove, tanto para la almeja del Pacífico como del Golfo.
AIC: ¿Cuándo se realiza la primera transferencia de tecnología?
ZGE: Cuando prácticamente estaba aterrizada y estandarizada la metodología, entra el Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
Inapesca nos dice que tiene dinero para hacer transferencia de tecnología y entonces sugieren que el laboratorio lo ampliemos, mejoremos los equipos y nosotros les decimos que ya estamos listos; les propusimos que, si había dinero para tecnología, apoyaran a los productores y así fue como Inapesca dio recursos al señor Genaro Wong, de Grupo Miramar, que fue el primero que se acercó con nosotros para el proyecto de desarrollo tecnológico y nos compraron la tecnología, ahí es donde se dio la transferencia, entre 2011 y 2012.
AIC: ¿Qué tan complicada resultó esta primera experiencia?
ZGE: Fue relativamente sencillo porque inicialmente se acercaron los productores y nosotros decidimos entrar en frecuencia con ellos, el técnico de la empresa nos acompañó durante el segundo año de trabajo aquí, entonces desarrollamos mucha confianza.
Pero además una de las cosas que yo siempre he comentado es el hecho de que nosotros tenemos una experiencia y ellos tienen otra y los dos tenemos redes de contacto.
También la gente de Conapesca que nos estuvo ayudando tiene su forma de trabajar, es una experiencia que para mí fue una real vinculación porque lo que se me atoraba a mí lo resolvía el técnico, lo que se atoraba con el técnico, lo resolvía yo.
Teníamos un seguimiento estricto, riguroso, de Conapesca, porque no era nada más entregar un informe, sino que hacían visitas y cuidaban que se cubriera cada uno de los requisitos, así que yo muy contento con esa experiencia, todo mundo con un interés real para que fluyeran las cosas.
Como todos estábamos en la misma frecuencia, llegamos al punto en que estábamos de acuerdo en que había ya una tecnología, que faltaba hacer la transferencia y, debido a que estaba el actor Inapesca, hicimos la transferencia sin mayor problema.
AIC: ¿Qué conocimientos se llevó la empresa con la transferencia de tecnología?
ZGE: La transferencia consistió en incubar aquí la empresa, involucrarla en una corrida completa, darles recetas para los desoves, la alimentación, frecuencias de cambios, frecuencias de separación, todo lo que implica el trabajo de mantenimiento y seguimiento del manejo de organismos hasta llegar a la producción de semilla.
AIC: Tras esta exitosa primera experiencia, ¿qué retos percibe para continuar desarrollando transferencia de tecnología para el sector productivo?
ZGE: Aunque esa experiencia se dio bien nos hace falta consolidarla, una cosa es la transferencia y otra la puesta en marcha, es un paso crítico que consiste en el acompañamiento en la primera etapa y nos falta ampliar ese seguimiento.